16 de Marzo del 2013
Con la aprovechando un fin de semana con encanto que nos habían
regalado nuestros amigos Chitin y Lorena, decidimos visitar el parque de las
Medulas, para ello elegimos alojarnos en un antiguo palacio, en el corazón de
la Maragatería, “La Casa del Filandron” en Quintanilla de Somoza, muy cerca de
Astorga.
Le comentamos los planes a Carlos & Ali, no dudaron en
apuntarse y juntos pusimos rumbo a tierras Leones, llegamos sobre las 9:00 de
la noche, cenamos una buena empanada casera de mi madre y decidimos dar una
vuelta por el pueblo, no encontramos a nadie, todas las casas permanecían cerradas
a la espera del verano donde seguramente sus calles se pueblen de niños y gente
de vacaciones.
A la mañana siguiente, aconsejados por la recepcionista
decidimos ir a las medulas por una parte del camino de Santiago, allí pudimos
ver la Cruz de Hierro, es un largo poste donde los peregrinos tiran una piedra
para librarse de sus cargas, estaba todo nevada y la verdad es que nos daba un
poco pena de los pobres peregrinos.
Sobre las 11:00 llegamos a las medulas, en el centro de información,
nos explicaron que son los restos de un yacimiento de oro, las primeras
explotaciones se llevaron a cabo de forma artesanal con una batea, es decir,
cribando y lavando las arenas.
La explotación masiva es la que ha dejado los restos que hoy
podemos observar, fueron durante la época romana, a través de canales, muchos
de ellos escavados en roca y alguno con más de 100 kilometros, trasportaban
agua del los ríos Duero y Sil, esto era almacenado en unos depósitos desde los
cuales se arroban sobre las galerías produciendo una gran fuerza de desgaste,
el material era arrastrado hasta los canales de lavado, donde quedaba depositado,
de esta forma se crearon los lagos.
Nuestra ruta comienza realizando la Reirigo, pero cometimos
un error en parte incial, al desviarnos hacia la izquierda en vez a la derecha,
gracias a esto pudimos ver un bosque precioso de castaños milenarios, con unas
formas muy llamativas, os recomiendo la visita, visto esto, retrocedimos sobre
nuestros pasos y retomamos la senda que
nos conduce hasta el mirador de Pedrices, desde allí tenemos una bonita panorámica
del pueblo y de los restos de la mina.
En este punto la senda Reirigo se une con la perimetral
durante a unos 200 metros nos debemos desviar a la izquierda para subir al pico
Reirigo y poder visitar varias minas que hay por la zona, la entrada no está controlada,
por lo que tenemos que ir equipados con una linterna, una vez visitadas la
senda nos conduce a una zona recreativa donde podemos almorzar llamada el Campo
de Braña.
A continuación visitamos los restos de canales por lo que traían
el agua a la explotación minera, están muy deteriorados, pero sirven para
hacerse la idea de como trasportaban
esas cantidades de agua.
Continuamos por el mirador de Orellán, lugar donde elegimos
para almorzar, en este punto existe una visita organizada a una galería, en la
que te proporcionan un casco con luz para poder ver la cueva, nosotros
decidimos no visitarla.
Descendimos por el camino del mirador hasta la fuente de la
Tia Viviana y de ahí giramos a la derecha para poder visitar “La Cuevona” y “La
encantada”, que aunque hay un cartel que indica que su acceso está restringido,
nos adentramos un poco en cada una para apreciar sus dimensiones.
Desde aquí, se puede ver el famoso pico de Aguila, desde el
que parte una ruta de retorno al pueblo de Las Medulas, nosotros decidimos
continuar por la senda de las Valiñas que también conduce alpueblo y en el
camino podemos observar varios castaños milenarios.
En nuestra última parte de la excursión nos quedaba la
visita del mirador de Chaos de Maseiros y de los lagos Sumido, Laguna Larga y
Laguna de Pinzais, por lo que buscamos la senda del lago Sumido, encontramos un
cartel indicativo en el pueblo, pero justo a continuación había un cruce que no
estaba indicado nosotros optamos por el camino de la izquierda,(error), y nos
conducio por un camino muy a la derecha de los lagos, por lo que por no
retroceder atravesamos un par de fincas y conseguimos llegar a la senda
correcta, sin demasiada dificultad.
Para completar el fin de semana decidimos ir al castillo de Cronately poseriormente a
Ponferrada, donde recuperamos fuerzas en el bodegón, con unas tapas muy
regionales.
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