Sábado 17 de Noviembre del 2012
Las previsiones meteorológicas del Sábado no eran demasiado
optimistas, pero nos daba igual, no íbamos a pasar otro fin de semana en casa,
teníamos pensado acompañar a mi padre y a mi primo Jacinto, miembro de la
Sociedad Micológica Cántabra, a dar un paseo por el monte y de paso aprender un
poquito sobre la amplia variedad de Setas que podemos encontrar en nuestros
bosques.
Como buenos seteros quedamos pronto sobre las 8:00 de la
mañana, tras solucionar un pequeño despiste, enseguida ya estábamos todos en
ruta, durante el viaje, nos explicaron diferentes tipos de setas y algún que
otro consejo, que siempre vienen bien.
Nada más salir de coche descubrimos que aunque no llovía, la
mañana estaba muy fría, soplaba un fuerte viento frio que nos obligó a
abrigarnos, mientras nos aproximábamos al
bosque ( lugar que no voy a revelar, como buen setero ), comenzamos a ver diferentes tipos de setas y
como esta vez nos acompañaba un experto, empezamos a preguntar, ¿y esta se
come?, o ¿esta es buena?, Jacinto nos explicó que normalmente la gente que no
es muy entendida, es lo que siempre pregunta, pero que es más importante saber
reconocer las setas más peligrosas, dado que una equivocación las puedes pagar
muy cara.
Muy pronto llegamos al bosque, se oía algún perro y
disparos, sin duda los cazadores estaban cerca, dentro del pinar nos topamos
con un montón de Russulas, son unas setas moradas, muy parecidas entre sí, se
caracterizan por que su tronco se parte muy similar a una tiza, probamos un
trozo y descubrí que era muy picante.
Poco a poco fuimos topándonos con Lactarius deliciosus, más
conocidos como níscalos, esta seta tiene un color anaranjado, y si se ha
mojado, se suele agusanar, por lo que hay que comprobar antes de recogerla que
este correctas condiciones.
Poco a poco se fueron llenando nuestras cestas, con
Lactarius deliciosus y Hydnum repandum o Tripaki (más conocidas como lenguas de
vaca), esta última es una seta
inconfundible por sus aguijones debajo del sombrero, suele aparecer en grandes
setales.
Ya habíamos recogido bastantes setas y decidimos dar un
paseo por el bosque a ver si veíamos algún boletus, y no tardaron en aparecer, Mónica
descubrió un gran setal de Boletus
aereus, es un comestible excelente, unas de las especies más codiciadas por los
micólogos.
A los pocos minutos nos llama Jacinto, había encontrado un
boletus aereus de por lo menos un kilo y medio, cuando lo vimos, nos quedamos
sin palabras, nos sacamos unas fotos para inmortalizar el momento, tenía tal
tamaño que no entraba en la cesta, por lo que me ofrecí a cargar con ella en la
mano.
A continuación Mónica volví a encontrarse con unos boletus
Edulis, los recogimos y decidimos volver dado que nunca hay que ser ambicioso
en el mundo de las setas, hay que coger las que vayamos a comer.
En el camino de vuelta, os podéis imaginar la alegría que se
respiraba en el auto, no parábamos de comentar diversas recetas, para aplicarlas a la recolecta.
Nada mas llegar a casa, limpiamos bien las setas y las
cocinamos, y llego la mejor parte, disfrutarlos!!!
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