Domingo 4 de Marzo del 2012
El sábado cuando volvíamos derrotados de la dura ascensión a
Porracolina, recibimos la llamada de Alicia, los dos sabíamos que ya había plan
para mañana, descolgué el teléfono y contesté, las primeras palabras que oí
fueron, ¿Qué hacemos mañana?. Nosotros estábamos muy cansados y decidimos hacer
algo facilito, “La Ferrata de la Hermida”, ya la habíamos realizado
anteriormente, pero que mejor forma de pasar el domingo, pusimos como condición
quedar pronto para que nos diera tiempo a comer algo por ahí.
Quedamos a las 10:00 en nuestro punto habitual de encuentro,
“la gasolinera de Puente San Miguel”, casualmente todos llegamos tarde, sobre
las 10:30 nos montanos en la furgoneta de Ali, y pusimos rumbo a la Hermida, el día estaba bastante claro, por
lo que no dudamos en animarnos a realizar la actividad.
Las Ferratas, nacidas en Italia(Dolomitas) como medio de
paso de los ejércitos, posteriormente se
han empezado a popularizar en países como Alemania y Francia, hasta que
el año pasado se decidieron a instalar un par de ellas en Cantabria.
El itinerario discurre por varios muros de roca caliza de
aproximadamente unos 20 metros cada uno, que nos permiten disfrutar a medio
trayecto de las cuevas del Jabalí y Diosu. Posteriormente tenemos que realizar
una larga pero a su vez sencilla trepada justo por encima del Balneario de la
Hermida que nos conducirá al punto final de la Ferrata, la cueva Ciloña, de
unos 70 metros de ancho por 25 de alto.
La Ferrata consta de un desnivel máximo de unos 700 metros,
que posteriormente hay que descender por una pista que nos conduce a la
carretera de Bejes, que sinceramente se hace bastante larga.
Antes de empezar la ascensión tuvimos que pasar por el
caseto de la organización de la Hermida, para dar nuestros datos, y alquilar
unas disipadoras para Mónica, allí nos comentaron que han empezado las obras
para construir dos puentes tibetanos y que tenían previsto tenerlos terminados
para Semana Santa, esto es un buena disculpa para volverse a animar a realizar
esta actividad, dado que si dispones del material técnico que consiste en casco,
arnés y disipadoras, es completamente gratuita.
Una vez equipados empezamos la aventura con muchas ganas, Carlos
al comandaba la ascensión, antes de toparte con la primera pared de caliza, se
ha superar unos 100 metros de desnivel, por una pista claramente marcada.
Enseguida nos topamos con ellas y empezamos a utilizar nuestras disipadoras con
bastante fluidez teniendo en cuenta que hacia prácticamente un año que no las
utilizaba.
La ascensión fue bien hasta que llegamos a la cueva de
Diosu, momento en el que empezó a llover, en este momento nos planteamos el abandono,
pero no fue posible dado que habíamos superado todas las escapatorias, nos
pusimos los chubasqueros y continuamos con la Ferrata.
La lluvia no nos daba tregua, y cada vez la ascensión se
complicaba más y más dado que el terreno era muy resbaladizo, una vez superados
los últimos muros de caliza, Carlos y Alicia decidieron adelantarse para
esperarnos con la furgoneta en la carretera que va a Bejes, y así ahorrarnos media
hora de caminata.
Cuando llegamos a la cima tienes una clara bifurcación a la
izquierda hacia la cueva Ciloña y a la derecha hacia la Hermida, esta última
fue la elegida, dado que con día que hacia no apetecía demasiado hacer turismo.
La bajada fue bastante complicada, casi todo el camino
estaba muy embarrado y lo peor de todo resbaladizo, en unas dos hora ya lo habíamos
completado, y allí estaban Carlos y Ali, con la calefacción atopeee.
Eran ya las 6:00 de la tarde y apenas habíamos comido nada, por
lo tanto paramos en panes y nos comimos unas buenas tablas de quesos,
embutidos, hasta unos callos, había que recuperar.
Chuchi! Se te ha olvidado el mejor momento de la Ferrata.... el momento de la tapita de mejillón.
ResponderEliminarYa te digo, "vaya almuerzo que nos pegamos" xDD. Aunque sinceramente me gusto más la merienda. Un Saludo Carlos.
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