Domingo 5 de Febrero de 2012
El
viernes me acerque al club a devolver unas cuerdas del curso de espeleo socorro
que había tenido que limpiar, allí me encontré con Ali y me comento que querían
hacer algo este finde, para mi el sábado era imposible, así que quedamos en
llamarnos.
El
sábado fue un día muy frio, no paro de nevar por toda la región, tendría que
estar el monte precioso, sobre las 20:00, recibimos la llamada de Alicia, “¿Cómo
quedamos?”, la pregunte por la previsión meteorológica y su repuesta fue, “Siempre
se equivocan”, total que quedamos el domingo a las 9:15 de Puente San Miguel,
nuestra base de operaciones.
El
Domingo nos costó madrugar, el despertador sonó a las 8:00 pero la sabanas se
nos pegaron un buen rato, la sensación de frio y humedad nos iban
a acompañar a lo largo del día.
Como
un buen reloj ingles a las 9:15 estábamos en el punto de encuentro, enseguida
llegaron Carlos, Ali y Belen, el día no podía estar peor, lluvia, frio y viento,
pero nosotros ahí al pie del cañón, nos montamos en el coche de Carlos sin aun
definir destino, los lugar que más sonaron, Ason, Reinosa, Palencia…
Bárcena
Mayor fue el destino elegido, principalmente por su cercanía, como era muy
pronto Carlos empezó a subir el puerto de Palombera, todavía quedaba nieve,
aunque la que estaba cayendo poco iba a durar, paramos en el cañon de Palombera,
un barranco que había realizado Carlos antes de que estuviera prohibido, sacamos
unas fotos al último rapel, “El Pozo del Amo”, continuamos subiendo el puerto
hasta que la carretera se puso un poco fea y decidimos retroceder e irnos
acercando a Barcena Mayor a tomar algo.
El
pueblo estaba muy bonito, todos los tejados nevados, pero la lluvia no nos daba
ni un descanso y lo único que podíamos hacer era correr de bar en bar, al
tercero decidimos que ya era hora de comer algo, no nos lo habíamos ganado,
pero apetecía algo caliente, en el Restaurante “El Puente” nos pusieron unas
buenas alubias por 10 Euros, además comimos junto a un mirador donde se podía observar
la violencia con la que bajaba el río, no paraba de crecer y crecer por
momentos.
Aprovechamos
que nada más comer, la lluvia nos dio un respiro, nos dimos un paseo junto al cauce
del río dado era impresionante, su violencia, enseguida volvió a llover con
fuerza, y tuvimos que regresar el coche, en el camino de vuelta, nos topamos
con numerosas cascadas, recordamos que la temporada de barrancos andaba cerca,
seguimos de camino a casa, y seguimos viendo varios desprendimientos y a la altura
de cabezón el rio Saja ya se había desbordado, en definitiva, “Un gran día para
hacer un poquito de senderimos”.
Ese Chus! Buena crónica, aunque el ultimo rapel se llama Pozo del Amo.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas Gracias por el aporte Carlos;
ResponderEliminarYa lo he modificado.