viernes, 31 de mayo de 2013

La Garganta de los Suplicios

25 de Mayo del 2013

Después de realizar cuatro barrancos durante el fin de semana de la Primera Concentración deBarranquismo de Castilla y León, aun nos quedaban ganas  y decidimos realizar  un último y sencillo próximo al Barranco del Pico del Moro, que habíamos realizado por la mañana, para ello Carlos, que siempre lo tiene todo muy estudiado, propuso realizar la Garganta de los Suplicios.


Para llegar desde Ocejo de la Peña dirección Riaño, nos topamos con un puente que cruza un arroyo, ahí es donde hemos de dejar nuestro vehículo, según nuestra información el acceso es inmediato y tan solo tiene un rapel de 4 metros y dos de 20, el cañón discurre paralelo a la carretera, por lo que nos confiamos un poco.


Tan solo fuimos equipados con una cuerda de 50 metros, dado que todo parecía muy sencillo y nos podían apoyar desde la carretera.


Comenzamos a avanzar por el río y a unos 200 metros nos topamos con el primer rapel, no había ni rastro de la instalación por lo que tuvimos que destreparlo  sin demasiados problemas, a pocos metros vimos la primera cascada de 20 metros, muy bonita y espectacular, instalamos la cuerda, Carlos bajo en primer lugar, yo en segundo comprobé que la cuerda se podía recuperar y le di el ok a Ali. Aquí empezaron nuestros problemas, tras bajar Ali, la cuerda no recuperaba, nuestros compañeros que estaban al margen de la carretera no nos veían y lo peor de todo no teníamos cuerda para afrontar la próxima cascada de 20 metros, ¡Estábamos atrapados!


Al final gracias a la tozudez de Carlos conseguimos recuperar la cuerda, en ese momento nos dimos cuenta que Alicia había desaparecido, se palpaba la tensión en el cuerpo, seguimos avanzando y en un resalte de apenas medio metro me golpeó fuertemente la pierna, yo pensaba en fractura, según mis dolores, afortunadamente todo quedo en un susto, a continuación apareció  de nuevo Alicia, había encontrado un escape y había intentado conseguir otra cuerda.


Continuamos progresando lentamente pero no encontramos el segundo rapel, por lo que antes de sufrir otro suplicio, como acertadamente esta bautizado esta garganta, decidimos abandonar por el margen derecho.


Un vez cambiados y más tranquilos analizamos nuestros fallos, afortunadamente en esta ocasión no nos ha pasado nada, pero por lo menos para mí, me ha servido para nunca menospreciar un barranco por muy sencillo que sea, siempre hay que estar alerta y nunca con el material justo.

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