21 de Abril del 2013
Continuamos con el buen tiempo en Cantabria y eso hay que aprovecharlo,
por lo que nos pusimos en contacto con Carlos & Ali, para ver que tenían en
mente, la idea era realizar una ruta muy sencilla desde el desfiladero de
Hermida hasta Cuñaba.
El punto de partida de nuestra ruta es fácilmente reconocible,
un par de kilómetros antes de llegar al cruce que nos conduce a Cuñaba, nos
encontramos con una marquesina de piedra, allí estacionaremos nuestro vehículo, allí nos
toparemos con un cartel informativo del comienzo de la ruta.
Hasta hace unos pocos años, esta era el único camino para
acceder desde el desfiladero de la Hermida al municipio, corta pero bonita
senda, apta para todos los públicos, aunque eso sí, las primeras revueltas a
que se ve obligado el camino para salvar la primera parte de la peña, no son
precisamente llanas.
La ruta asciendo por un sendero muy sencillo, recientemente
recuperado, por lo que se encuentra en buenas condiciones, casi sin darnos
cuenta la carretera se ensancha y ya al fondo podemos divisar el pueblo de
Cuñaba, tras atravesar un bonito castañar, nos topamos con las primeras casas.
Como aún era pronto decidimos ascender al Cueto de Cuñaba,
mas concretamente al “El Joraco”, es
visible desde la carretera de acceso a Cuñaba, con un puente rocoso sobre el
que
han instalado una cruz, tal es su fama, que la cumbre de la montaña pasa
casi desapercibida.
Partimos desde el pueblo por la carretera principal, cuando
llegamos al Castañar de las Joyaquinas, comenzamos a subir a través de ellos, a
partir de aquí el camino desaparece y tenemos que improvisar la mejor forma de llegar a la cumbre, los
primeros dos tercios de la ascensión son bastantes cómodas, pero en el último
tercio la pendiente se pronuncia y nos exige un mayor esfuerzo físico.
Una vez en el Joraco a 598m, lo primero que hicimos es asomarnos
a la ventana, desde allí, disfrutamos de unas maravillosas vistas del
desfiladero, seguidamente, buscamos la mejor forma de escalarlo y aunque en la documentación
que disponíamos recomendaba la parte derecha, nosotros ascendimos por izquierda
sin demasiada dificultad, una vez arriba inmortalizamos el momento junto a una
cruz.
Tras un pequeño aperitivo en la cumbre, descendimos por el
mismo camino hasta el castañar, ahí barajamos las diferentes posibilidades, la
más popular, bajar al bar de Cuñaba para comer y beber y la segunda opción
subir a las minas de Argayón.
Decidimos la segunda opción y pusimos rumbo a las minas,
para llegar a ellas, simplemente hay que seguir una pista que parte desde el
castañar hacia la derecha, el camino nos conduce a Bores, pero las minas se
encuentran a medio camino.
Las Minas de Argayón están
desde hace mucho tiempo en desuso, son un complejo de varias pequeñas bocas de
las que se extraía Manganeso, intentamos entrar en alguna, pero estaban algo
encharcadas, solamente los más aventureros, Carlos & Ali, se aventuraron a
entrar en una de ellas, nos comentaron que se encontraron restos de animales y
mucha basura, cosa normal, dado que en muchos pueblos las cuevas se utilizaban
como vertederos.
La explotación minera de Argayón fue el lugar
elegido para comer el bocata, de ahí regresamos por el mismo camino
hasta el Desfiladero de la Hermida, lugar donde se encontraba nuestro vehículo.
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