25 de Mayo del 2013
Después de realizar cuatro barrancos durante el fin de
semana de la Primera Concentración deBarranquismo de Castilla y León, aun nos quedaban ganas y decidimos realizar un último y sencillo próximo al Barranco del Pico del Moro, que
habíamos realizado por la mañana, para ello Carlos, que siempre lo tiene todo
muy estudiado, propuso realizar la Garganta de los Suplicios.
Para llegar desde Ocejo de la Peña dirección Riaño, nos
topamos con un puente que cruza un arroyo, ahí es donde hemos de dejar nuestro
vehículo, según nuestra información el acceso es inmediato y tan solo tiene un
rapel de 4 metros y dos de 20, el cañón discurre paralelo a la carretera, por
lo que nos confiamos un poco.
Tan solo fuimos equipados con una cuerda de 50 metros, dado
que todo parecía muy sencillo y nos podían apoyar desde la carretera.
Comenzamos a avanzar por el río y a unos 200 metros nos
topamos con el primer rapel, no había ni rastro de la instalación por lo que
tuvimos que destreparlo sin demasiados
problemas, a pocos metros vimos la primera cascada de 20 metros, muy bonita y
espectacular, instalamos la cuerda, Carlos bajo en primer lugar, yo en segundo
comprobé que la cuerda se podía recuperar y le di el ok a Ali. Aquí empezaron
nuestros problemas, tras bajar Ali, la cuerda no recuperaba, nuestros
compañeros que estaban al margen de la carretera no nos veían y lo peor de todo
no teníamos cuerda para afrontar la próxima cascada de 20 metros, ¡Estábamos
atrapados!
Al final gracias a la tozudez de Carlos conseguimos
recuperar la cuerda, en ese momento nos dimos cuenta que Alicia había
desaparecido, se palpaba la tensión en el cuerpo, seguimos avanzando y en un
resalte de apenas medio metro me golpeó fuertemente la pierna, yo pensaba en
fractura, según mis dolores, afortunadamente todo quedo en un susto, a
continuación apareció de nuevo Alicia,
había encontrado un escape y había intentado conseguir otra cuerda.
Continuamos progresando lentamente pero no encontramos el
segundo rapel, por lo que antes de sufrir otro suplicio, como acertadamente
esta bautizado esta garganta, decidimos abandonar por el margen derecho.
Un vez cambiados y más tranquilos analizamos nuestros
fallos, afortunadamente en esta ocasión no nos ha pasado nada, pero por lo
menos para mí, me ha servido para nunca menospreciar un barranco por muy
sencillo que sea, siempre hay que estar alerta y nunca con el material justo.