27 de Diciembre del 2012
Por fin llegaron las esperadas vacaciones y que mejor forma
de disfrutarlas que realizar una rutilla con unos buenos amigos, por lo que el miércoles
noche aprovechando la partida de dardos, le comenté al equipo las intenciones
de realizar una rutilla facilita por Liébana, la idea parece que gusto y
enseguida ya éramos cinco personas.
Ya solamente quedaba decidir donde, yo tenía ganas de volver
a visitar la Braña de los Tejos, pero me pusieron por condición, que debía de
haber un bar en mitad de la ruta para recuperar fuerzas, por lo que decidí
subir a Tresviso desde San Esteban por la “Pasá del Picayo”.
En 1991 la carretera llegó a Tresviso, hasta entonces se
subía por dos caminos que competían en dificultad, el más antiguo y a la vez
más espectacular partía desde San Esteban de Cuñaba y atravesaba la sierra de
Cocón, este quedo abandonado cuando la empresa minera “La Providencia” construyó el camino por la canal de Urdón.
El camino quedo en desuso y se convirtió en una ruta
peligrosa que casi nadie se atrevía a
realizar, hasta que hace unos años el Parque Nacional, reinstalo varios cables y
barandillas en las zonas más peligrosas.
Quedamos el jueves a las 9:00 de la mañana en mi casa,
aunque éramos cinco, decidimos llevar dos coches, uno de ellos para dejarlo en Urdón
y el otro en San Esteban, así evitar tener que recorrer los cinco últimos kilómetros
por el desfiladero.
El equipo en esta ocasión fue puntual y sin pausa enseguida estábamos
en ruta, Adolfo aparcó en Urdón y yo en San Esteban, todo salió según lo
planificado y sobre las 11:00. La ruta parte del corazón del Pueblo,
siguiendo una pista asfaltada hacia la
izquierda, que nos conduce entre castaños a una zona recreativa.
Hay que tener cuidado en este punto, dado que hay otro pista
que nos conduce hacia la derecha y nos podemos desviar de nuestra ruta, nosotros
tenemos que atravesar el río, siempre hacia la izquierda, a partir de este
punto comienza la ascensión al primer collado.
Tras atravesar una serie de canales y collados nos topamos
con una zona rocosa en la que esta instalada el primer cable, en este momento
observe a mis compañeros, las sensaciones eran difusas, unos con cara de
emoción y otros como el pobre Juampa, empezando a pasarlo un poco mal.
Superamos el tramo sin ningún problema dado que todos los
pasos son extremadamente sencillos, y comenzamos a disfrutar de las impresionantes
vistas del desfiladero desde la cima, aprovechamos para almorzar y recuperar
fuerzas para afrontar tras una pequeña horcada el canal que da nombre a la ruta
“Pasá del Picayo”.
Después de unas cuantas subidas y bajadas, llegamos al Canto
de las Torcas, el punto más alto de la ruta, desde aquí al fondo ya podemos
divisar Tresviso, descendimos como había prometido directamente al bar y
recuperamos fuerzas con unos buenos Kalimochos y un buen queso de Bejes-Tresviso,
allí nos encontramos con unos compañeros que habían realizado la ascensión
junto a nosotros, les comentamos que íbamos a bajar por “La Senda de la Peña”
dado que teníamos un coche allí era bastante más corto y les podíamos acercar,
por lo que se animaron y tras comer comenzamos a descender por la antigua ruta
minera.
La idea era visitar las antiguas minas, pero no íbamos demasiado
bien de tiempo, por lo que dejamos para otra ocasión, enseguida nos topamos con
los invernales de Prias, donde la pendiente se pronuncia, y comienza el zizageo
hasta llegar al mirador de Pilatos, en este punto Adolfo empezó a sentir unas
pequeñas molestias en su rodilla izquierda, y nos tomamos el descenso con más
calma, hasta que nos día la noticia de que se le habían olvidado las llaves de
su coche, dentro del mío, en este momento había que sumarle 5 kilómetros más a
la ruta, por lo que le dejamos descender tranquilamente junto con Isa, y
nosotros metimos una marcha más para evitar que se nos hiciera de noche.
Enseguida llegamos a la Central Hidroeléctrica de Urdón,
donde nos estaban esperando, les contamos lo que nos había pasado, se rieron un
poco de nosotros y nos pusimos en ruta junto con ellos para ir a buscar los
coches, la verdad es que la sensación de caminar por el desfiladero no la
recomiendo a nadie, los coches te pasan demasiado cerca, buenos mal que tuvimos
suerte y cuando habíamos recorrido apenas un kilómetro, un chico nos acercó
hasta San Esteban. Les invite para el viernes, pero parece que nadie tenía
demasiadas ganas.
Regresamos a Urdón y Adolfo aún no había
llegado, me empecé a preocupar un poco, por lo que enseguida preguntamos a unos
chicos, y nos explicaron que había tenido problemas con su rodilla, que le
habían hecho un pequeño vendaje con una camiseta, total que rápidamente
retomamos la ascensión, para ver si le podíamos ayudar, de camino nos encontramos con otro grupo y nos explicaron
que le habían dado un antiinflamatorio, pero que ya se encontraba casi abajo, enseguida
nos le encontramos cojeando un poco, pero perfectamente, por lo que lentamente
llegamos a Urdón, donde nos despedimos hasta la próxima, tras haber superado
unos 700 metros de subida y 850 de Bajada.
!Como las lías Chus! No te puedo dejar solo, jejeje
ResponderEliminarYa te digo Carlos, con lo fácil que lo hacéis vosotros.
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