9 de Diciembre del 2012
No podíamos dejar pasar el puente de la
Constitución si realizar ninguna aventurilla, por lo que el sábado
noche, aprovechando la visita al mercado navideño de Saron, quedamos con Carlos y Ali y
mientras tomábamos unos “chupitos”,
barajamos varias posibilidades, había muchas ganas de pisar nieve, al final
nos decantamos por el Parque Natural de los Collados del Ason, a visitar
Canalahonda.
A pesar de ser unas de las zonas menos conocidas de nuestra
región, es de las más hermosas, en la que podemos encontrar
la majestuosa cascada del nacimiento del Ason, en esta ocasión
tenía mucho caudal producido el deshielo.
Nuestra ruta parte de desde el aparcamiento del Parque
Natural de los Collados de Asón (687 metros), una vez allí,
nos abrigamos bien, dado que aunque brillaba el sol, la temperatura rondaba los
5 grados. No tenía mucha esperanzas de encontrar nieve, dado que solamente blanqueaba en las cuotas más
altas, por lo que fui el único en el grupo en descartar el uso de
polainas (gran error).
Comenzamos a ascender por una pista ganadera que gana
lentamente altura hasta el Alto de la
Posadía (896 metros), una vez allí, nos desviamos a la derecha el poljé
de Brenavinto, seguíamos viendo la nieve aún
demasiado lejos, el sol empezaba a calentar y la temperatura iba mejorando.
Continuamos por el sendero de la ladera, hasta que nos
encontramos con la Cabaña de Concinchao, en este punto apareció
mucha nieve en el camino, unos 30 cm, fue en el momento en el que uno piensa, ”porque
no habré traído las polainas”, paramos a
recuperar fuerzas.
Dejamos la Cabaña atravesando un bosque de hayas, que nos conduce al collado de los Lobos, una vez superado, a nuestra derecha aparece
la canal. Una pequeña
cuesta nos conduce a la famosa Canalahonda.
El canal tiene una
longitud de unos 700 metros, la primera sensación que se me paso por la cabeza fue a Moisés
abriendo una senda en las aguas del Mar Rojo, pensando que en cualquier momento
se nos podría cerrar el paso.
Las paredes en algunos puntos superan los 30 metros de
altitud y con una anchura en varias zonas de hasta 100 metros, como era de
suponer había mucha nieve, pero al estar tan resguardado, se encontraba
dura y se podía progresar sin problemas.
Una vez superado el cañón, llego la mejor parte de la excursión,
como siempre, la hora de bocata, mientras comíamos algún dulce navideño que había
traído Ali, divisábamos el radar militar en el alto de
lunada, que controla el espacio aéreo norte.
Después de las fotos oportunas, y sin mucha
demora dado que los días en inviernos son cortos, nos volvimos
a poner en ruta, para no retroceder por el mismo camino, continuamos la ruta
con la idea de volver por el la parte inferior del valle.
Cada vez la nieve se encontraba más blanda y
costaba más progresar, por lo que siempre se buscaban pisadas para aprovechar
la huellas, cuando llegamos a la parte inferior de valle, descubrimos que él
estaba todo inundado, debido a las altas temperaturas, por lo que intentarnos evitarlo
por una finca, aquí llego el momento gracioso del día,
Carlos fue el primero intentar saltar una fácil alambrada, casi al momento se escuchó
en todo el valle un “Me cague el pastor”,
en ese momento todos empezamos a reír dado que había un gran
cartel indicando que estaba encendido.
Optamos por retroceder unos metros y volver por la falda de
la montaña, enseguida nos encontramos en el Alto de la Posadía,
donde ya solamente nos quedaba descender hasta el aparcamiento de los Collados
del Ason.
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