Sábado 24 de Noviembre del 2012
Después de tal vez, demasiado tiempo sin hacer espeleología,
el sábado invitado por el equipo de exploración de SCC, me animé a dar un paseo
por las minas de Udias.
La mina costa de tres niveles de explotación, recorridos en
su mayor parte por raíles para guiar vagonetas, en las paredes podemos encontrar
varias pintadas realizadas con carguro datadas entre 1920 y 1930, los principales
minerales que se extraían en la mina son calamina (blenda) y la galena.
Sobre las 10:00 de mañana me encontré con Ali, Carlos y
Marta que me esperaban en el punto de encuentro, una vez allí, pusimos rumbo a Topodías, donde
antes de entrar teníamos que recoger a Lolo, al Cura y por ultimo dejar una
olla ferroviaria en Bustablado, para que Chema nos preparase unas buenas
patatas con costilla, para celebrar el cumpleaños de Ali.
Como es habitual en nosotros al final hubo cambio de planes
y fuimos directamente a la mina, allí nos equipamos, con todo el equipo, porque
nunca sabes lo que te puedes encontrar y comenzamos a entrar poco a poco.
Lo primero que me llamo la atención fue, que habían cambiado
la puerta del Sel del Haya, luego recordé que se barajaba un proyecto de
convertir la mina en el primer parque de atracciones del mundo subterráneo.
Los primeros túneles están tallados en la roca y son muy
horizontales, para pronto conducirnos a una pendiente rampa que nos conduce a
los interiores de la mina, mientas caminamos podemos observar los restos del
tendido eléctrico, los viejos raíles la maquinaria, hasta un vagoneta hay
abandonada en su interior.
A unos 30 minutos caminando por las galerías, nos topamos
con unas escaleras que juntan la mina con la cueva natural, las escaleras son
muy antiguas pero se encuentran en buenas condiciones, por lo que no tuvimos
ningún problema en descenderlas.
A partir de aquí, ya nos encontramos en la cueva, compuesta
de una gran galería de inmensas dimensiones, que nos conduce en línea recta
hasta Novales en apenas cinco kilómetros, decidimos dar una vuelta por allí,
enseguida el estómago rugió, y se hizo la parada de rigor para comer el bocata.
Después de la comida decidimos ir retrocediendo poco a poco,
dado que teníamos pendiente prepara una olla ferroviaria de patatas con Costilla,
para celebrar el cumpleaños de Ali.
Chema nos esperaba en Bustablado, junto a Mónica
y Jara. La chimenea estaba encendida,
por lo que sin perder mucho tiempo sacamos la olla ferroviaria la cargamos con
unas brasas de la chimenea y el guiso empezó a funcionar.
A la hora ya estábamos todos sentados en la mesa y
disfrutando de la cena en buena compañía.
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