lunes, 3 de septiembre de 2012

Ferrata Regina


18 de Agosto del 2012

Nuestro viaje estaba llegando a su fin, y para el último día la que digamos iba a ser la actividad más completa del viaje, “la Ferrata Regina”.



Es una de las Ferratas más largas de España, y una de las mejores valoradas por su recorrido, las equipación en alguna de sus zonas esta algo defectuosa, por la falta de mantenimiento, pero de momento permite realizar la Ferrata con toda seguridad.



Los planes  estaban claros, había madrugar, dado que es una Ferrata muy frecuentada y al ser sábado teníamos miedo de que hubiera mucha gente, el problema es que se nos pegaron las sabanas, el despertado sonó a las siete de la mañana, pero yo creo que nadie se movió hasta las 8:30.



Enseguida ya estábamos todos en la furgoneta rumbo a Seu d’Urgell, donde a la izquierda de la carretera antes de atravesar un túnel, encontraremos el parking.



A partir de aquí el camino está muy bien señalizado, buscaremos la entrada al barranco, y lo dejaremos a la izquierda, a partir de ahí, seguir la pista hasta toparnos con las primeras grapas.




Nada más llegar nos encontramos con lo que esperábamos, teníamos justo por delante a un grupo de unas 15 personas, todas ellas esperando a un niño que no lo estaba pasando muy bien en la subida, decidimos esperar un poco, antes de comenzar la ascensión.



La primera parte de la Ferrata es bastante vertical, nos ayuda a darnos cuenta de lo que nos vamos a encontrar en el recorrido, esta parte termina el una zona donde podemos decidir si subir a la aguja, donde podemos disfrutar de las magnificas vistas sobre el pantano de Oliana, o continuar con la segunda parte de la Ferrata.



La segunda parte de la Ferrata comienza con un puente colgante que no esta en muy buenas condiciones dado que se ha desprendido un par de cables que sujetas la estructura del suelo, al pasar sobre ellos, te inclinas bastante hacia la izquierda y da algo de sensación de inseguridad, nosotros aprovechamos esta parte para sacarnos unas fotos y adelantar al grupito que nos estaba relentizando.



Una vez superado el puente nos encontramos con una pared muy vertical y con una sensación de vértigo bastante alta, dado que a nuestras espaldas tendremos una caída de unos 50 metros, las vistas siguen siendo preciosas.



A mitad de la ascensión nos encontramos con un hombre que estaba descendiendo por los escalones a gran velocidad, esto me preocupo un poco y decidí preguntarle la razón por la que se daba la vuelta, él nos comentó, que no había problema, simplemente que soplaba mucho el viento en la zona alta, por lo que continuamos con la ascensión.



Antes de llegar al “paso de Fe”, una de las zonas más conocidas de la Ferrata es un paso horizontal de unos 100 metros, en el que es mejor no mirar hacia abajo, dado que la sensación de vértigo es brutal, el paso no tiene complicación pero repito mejor no mirar demasiado hacia abajo.



Una vez superado este tramo, nos topamos con “El paso de fe”, es un famoso esta parte de la Ferrata, se pasa de una ladera a otra, comentan que es imposible para niños, pero la verdad es que yo creo que se exagera, las paredes están bastante cerca y el cambio se hace con bastante facilidad.



Una vez superado este  paso decidimos reagruparnos y descansar un poco, dado que hacia muchísimo calor, y en todo el recorrido de la Ferrata, apenas te encuentras con sombra, después de los problemas del día anterior, hoy teníamos una botella de agua cada uno, pero a estas alturas, ya estábamos racionando, y no éramos lo únicos, dado que bastante montañeros nos preguntaron por agua.



En esta zona hay un buzón, en el que puedes inmortalizar tu aventura, Carmen intento buscar papel, y casi se carga el buzón, nos echamos unas buenas risas.



De este punto al final hay una variante, una zona con un desplome bastante pronunciado y una zona más fácil, nosotros optamos por la zona fácil, dado que las fuerzas estaba ya algo mermadas, y enseguida llegamos a la parte superior del barranco, donde disfrutamos de las vistas de gran parte del valle.



El descenso es de aproximadamente una hora y está equipado con cadenas y cable, porque no hay que quitarse el arnés al terminar el descenso,  la bajada la hicimos a todo gas, solo pensando en el agua que había en la furgoneta y en darnos un buen chapuzón en el pantano.

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