9 de Septiembre del 2012
Todavía sintiendo la resaca del barranco del día anterior “El
Gorgas Negras”, antes de poner rumbo a casa, no nos podíamos marchar de allí sin
conocer la Ferrata del Canal de Palomo, esta situada muy cerca del pueblo de
Vadiello, dentro del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara.
El Canal del Palomo es una de las primeras Ferratas
equipadas en España, estaba equipada solamente con clavos por lo que estaba
reservada a muy poco valientes, pero recientemente se ha reequipado con cable
de vida y algún clavo que faltaba, y se ha convertido en una Ferrata para todo
el mundo.
Aparcamos en el parking que siempre está repleto de coches,
dado que hay varias vías de escalada en la zona, nos equipamos y empezamos a
leer un cartel informativo con la descripción de la Ferrata, en este momento
nos empezaron a temblar las piernas, dado que en el apartado de dificultad aparecía
“extremadamente difícil”, este fue el momento en que apareció Carlos y nos tranquilizó
a todos, nos comentó que al reequiparla, había descendido mucho el nivel.
La aproximación es de menos de 5 minutos, donde podemos ver
las primeros clavos, hay que tener cuidado dado que los primeros 30 metros de
la Ferrata no poseen cable de vida, es un paso bastante sencillo, pero al no
estar asegurado hay que estar un poco alerta.
Enseguida nos encontramos con una visión general de los que
nos vamos a topar, una gran chimenea, bastante vertical, en este momento ya
encontramos los primeros metros de cable, con lo que nuestra ascensión empieza
a ser segura.
Comenzamos con la primera parte de la ascensión y pensamos
en como antes se subía sin cable de vida, dado que hay pasos algo
comprometidos, dado que los clavos están bastante separados y resbaladizos.
A medio camino nos topamos con un guía de montaña que estaba
rapelando la Ferrata, por lo visto es un barranco Seco, en el recorrido podemos
observar varias pozas en las que hay bastantes tritones.
Ya casi en la salida, cuando el canal se va abriendo nos
encontramos con el paso más difícil de todos, es una pequeña cascada resbaladiza
y ligeramente desplomada, la superamos
sin apenas dificultad.
Cuando llegamos a la parte superior nos asombraron los
Mallos de Ligüerri, donde habitan varios tipos de aves rapaces.
Para regresar tenemos dos formas, rapelar la Ferrata o
descender caminando por un balcón natural a los pies de los Mallos de Ligüerri,
nosotros elegimos esta segunda opción.
El camino se encuentra en gran parte equipado, y en apenas
media hora nos conducirá al coche sin apenas complicaciones.
Una vez en el coche buscamos una buena sombra, dado que el
día era bastante caluroso, recuperamos fuerzas con unos buenos bocadillos, y de
postre una empanada de manzana que habíamos comprado en una panadería de
camino, y pronto a la furgoneta, de vuelta a casa, tenias 5 horas por delante,
y la sensación de que se había pasado demasiado rápido el fin de semana.
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